Reforma Laboral sí, Reforma Laboral no…

Pasados unos días después de la avalancha de informaciones, sesgadas o no, después de las críticas, después de las alabanzas, reposando tantos inputs, intentaré exponer mi opinión sobre las modificaciones que ha sufrido el Estatuto de los Trabajadores.

La reforma era necesaria para poder animar a los empresarios. Pero sólo eso, animarlos. Parece ser que lo ha logrado ( será que han podido observar medidas que les son beneficiosas ) porque la respuesta de la Patronal ha sido favorable a los cambios introducidos por la nueva redacción.

La reforma era necesaria para poder animar a los trabajadores. Pero sólo eso, animarlos. Y parece ser que no lo ha logrado, dadas las reacciones de sus representantes mayoritarios.

Ahora bien, la reforma no era necesaria para solucionar el problema capital del país:

-Nuestras empresas, fábricas, no tienen pedidos. El comercio interior está paralizado o bajo mínimos, y los únicos que consiguen exportar, a duras penas, son los pocos que reciben los deseados pedidos. Sin pedidos, queridos amigos, no hay trabajo. Sin trabajo, sobramos todos…

-No culpo a los empresarios de esta situación, claro está, porque el comercio interior podría reactivarse si las entidades financieras y de crédito, vamos, los bancos de toda la vida, otorgaran, ya no el mismo, pero sí la mitad del crédito que un par de años atrás ofrecían a la empresa. La empresa sin medios de financiación externa, no es viable, hoy por hoy. Todas han tenido que descapitalizarse para poder resistir estos años, ya no tienen pues liquidez. Si en vez de utilizar los recursos públicos de rescate para hacer frente a los vencimientos de las deudas que éllos mismos han contraído, ( evidentemente, por su mala gestión y avaricia )los bancos los aprovecharan para renovar líneas de crédito o de descuento al empresario, tal vez, y digo, tal vez, este comercio interior respiraría un tanto.

-También es cierto que nos faltan industriales y empresarios de los de verdad. No «fantasmas» venidos a más, empresarios e industriales de veras. Sin emprendedores que entiendan que tenemos que ofrecer valor añadido, tecnología, I+D a nuestros productos, no llegaremos a ninguna parte. Si queremos fabricar algo que puedan hacer en otros países emergentes ( no los menciono porque todos los conocemos ), y basar nuestro tejido industrial en esos productos, nos vamos a estrellar de nuevo. Mejor dicho, ni arrancaremos.

-¿Dónde recolocaremos a los millones de parados? Asumamos que, por más duro que parezca, no lo podremos hacer. Si realmente queremos reconvertir industrialmente el país, avanzar, diferenciarnos, nos sobra mano de obra no especializada. Al haber basado nuestra economía en el ladrillo y todo lo que le rodea y viene después, muchos son los parados que accedieron al mercado laboral jóvenes y sin formación. Pues bien, ahora, ¿qué haremos? ¿Volver a construir?

Muchos más problemas nos asolan, pero no querría aburriros con más «penas». Estos son suficientemente indicativos.

Por lo tanto, la reforma nos tenía que animar, o almenos, animar el mercado laboral. Sinceramente, no creo que lo logre.

Decidamos primero qué tipo de país queremos. El basado en «el pelotazo» o en el esfuerzo colectivo, productividad, eficiencia, desarrollo, diferenciación…

Decidamos…